Sunday, April 10, 2011

Capitolio o Casa de Murciélagos
Generación Y

FleitasCubaCollection Capitolio Nacional 2011

  
Logré colarme por las escaleras cuando los trabajadores iban hacia el comedor a engullir el almuerzo. Era el verano de 1992 y la tentación de subir hasta la cúpula del Capitolio fue más fuerte que la advertencia “no pase” escrita en letras rojas. Arriba, las telarañas, los apuntalamientos y el descorchado de las molduras alternaban con objetos cubiertos de polvo. Desde la altura miré hacia abajo, donde un brillante falso marca el kilómetro cero de la carretera nacional.

El Capitolio de La Habana ha sido humillado por su pasado, castigado por parecerse tanto al de Washington y avergonzado por haber abrigado –una vez– al congreso. Como símbolo de esa república satanizada por la propaganda oficial, el imponente edificio ha padecido la suerte del castigado. Se radicó en su interior la Academia de Ciencias, que llenó de tabiques los amplios espacios, y un vetusto museo con animales disecados fue ubicado justo debajo del hemiciclo. Varias bandadas de murciélagos acamparon en su interior, salpicando con heces las paredes y creando huecos en las florituras del techo. Los recovecos y esquinas de la fachada se convirtieron en el urinario más popular en varias manzanas a la redond.

Hace unos años se corrió la voz de que un millonario italiano había donado un sistema de luces para esta joya arquitectónica. Poco a poco los bombillos se fueron fundiendo y el coloso de piedra y mármol volvió a quedar a oscuras. Para sorpresa de quienes ya lo dábamos por condenado, recién han colocado a su alrededor unas vallas anunciando la restauración del majestuoso inmueble. Ojalá las reparaciones no duren más que los breves años de su construcción y el capitolio llegue a ser –algún día– el lugar del Parlamento cubano: un soberbio edificio para albergar auténticos debates.
FleitasCubaCollection Capitolio Nacional 1928
Capitol or Bat House

I managed to sneak into the stairway when the workers went to the dining room to scarf down their lunch. It was the summer of 1992 and the temptation to climb to the cupola of the Capitol was stronger than the “keep out” warning written in red letters. Up above, the cobwebs the structural shoring, and the openings in the molding, alternated with objects covered in dust. From the height I looked down, where a shiny dome marks kilometer zero of the national highway.

Havana’s Capitol has been humiliated by its past, punished for seeming too much like Washington’s and embarrassed for having sheltered — once — the congress. Like a symbol of that republic demonized by the official propaganda, the imposing building has suffered the fate of the castigated. The Academy of Sciences established itself there, filling its spacious interior with partitions, and an ancient museum of stuffed animals located just below the chamber. Several bat colonies camped inside, spraying the walls with their feces and making holes is the decorative embellishments. The nooks and crannies of the facade became the most popular urinal in a several bloc radius.

A few years ago word got around that an Italian millionaire had donated a set of lights for this architectural gem. But by bit the light bulbs burned out and the colossus of stone and marble once again went dark. To the surprise of those who already took for a condemned site, billboards have recently been erected around it announcing the restoration of the majestic building. Hopefully the repairs won’t take longer than the brief years of its construction, and the Capitol will become — one day — the site of the Cuban parliament: a magnificent building that houses real debates.

 Capitolio o Casa de Murciélagos  Capitol or Bat House
Yoani Sánchez    Generación Y    Julio 23rd, 2010


 

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